Casting Victoire C. Weasley.

<< Podrías crecer un poco, ¿no Dominique? >> era lo último que le había dicho su hermana antes de que ésta cerrara de un portazo su cuarto. No podía evitarlo, a veces la pequeña rubia era tan exasperante. Y no es que hiciera tampoco muchos esfuerzos para que las peleas no se realizaran; era algo mutuo, ambas parecían preferir decir “te quiero” a gritos, y claro, sin esas palabras… era algo más parecido a "por mi podrías ahogarte con el cepillo de dientes”. Con Louis la historia cambiaba, claro; él era bastante más civilizado. Se dejó caer en el sofá con una especie de suspiro-gruñido. ¿Y qué haría ahora? Si había intentado mediar palabra con Dominique era porque estaba casi desesperada por hacer algo… Comenzó a observar un poco de todo en la casa, pero se la sabía al dedillo. Después empezó a hacerse una trenza, pero acabó tan rápido que se le antojó absurdo. Ni mirar el fuego de la chimenea conseguía embelesarla o hipnotizarla. Y aun faltaba un laaaaargo rato para que Ted llegara. Ted; siempre le había gustado. Desde que llegó el primer día de su estancia a Hogwarts y le dio la bienvenida a la casa Ravenclaw había estado pillada por él. Dos años mayor que ella y esa torpeza tan dulce. Habían sido amigos desde entonces. Y cuando habían crecido, algo más que amigos. Y bueno, aun duraban. Una sonrisa de tonta enamorada se apoderó de sus labios.

Y en ese momento, cuando empezaba a rememorar cada beso, sonó la puerta. Soltó otro gruñido pero abrió la puerta esperanzada de que fuera algo interesante. Cuando vio a Frank allí mismo con una sonrisa de oreja a oreja su corazón se disparó y tardó un segundo en lanzarse a sus brazos. Y no se separó del abrazo en unos segundos. Entonces lo miró a los ojos y no supo que decir. Habló, pero ella le escuchaba parcialmente. Le dijo algo de que hacía mucho tiempo que no se encontraban y mencionó el verano. Ella asintió sintiéndose idiota.— Demos un paseo entonces.—consiguió articular con una sonrisa radiante en el rostro. Como siempre que estaba con él, el Sol parecía brillar más de lo normal. Él insistió en que ella fuera la primera en hablar, pero Victoire prefería escuchar lo que él tenía para decir. Finalmente usó su truco de la cara de cachorro abandonado y él comenzó a hablar. A cada palabra de su amigo, su sonrisa aumentaba. Se estaba empezando a comportar como una colegiala enamorada, y eso no le gustaba. Frank había sido su mejor amigo desde un año después de la llegada de la rubia al castillo; sí, él tenía un año menos y había sido de la casa del Tejón… pero el destino había querido unir sus caminos. Y ahora parecía querer unirlos más de lo que la amistad debía unir. Y eso era algo extraño, pues consideraba a Frank como un hermano… era como si viera a Louis con otros ojos. Casi amoral. Demasiado confuso.

Finalmente él terminó su historia y ella hizo unos pocos comentarios. Nada de vital importancia, simples detalles o preguntas. Algunas sobre su hermana, so implemente de sonde había estado. O de sus padre. Pero ya no podía aplazarlo más, le tocaba a ella hablar.— Bueno, este verano ha sido bastante común. No he hecho mucho, nada importante.—comentó tratando de desviar la atención de ella misma. Eso hizo que él la mirara confundido; no era normal que no quisiera ser el centro de la conversación. Ni siquiera con él. Finalmente la convenció, pues él tenía una mirada de cachorrito aun mejor que la suya.— Pues, lo he pasado con Ted. Sí, aun salimos juntos. Fuimos a Francia, a ver al resto de los Delacour. Él se vino, y acabó enamorando a mis primas… y bueno, al resto de la familia. No sé, no he hecho mucho más…—las palabras se habían casi atropellado. Era como sentirse culpable de tener un novio cuando hablaba con Frank. Y en parte, así era. A veces preferiría no tenerlo para poder besar sus labios; pero entonces pensaba en Ted y ya no sabía con certeza que labios prefería besar. Notó como su rostro se tensaba un poco. Ya casi habían rodeado la finca y se encontraban a unos pocos metros de la casa. Le iba a decir algo a Frank, le estaba mirando directamente a los ojos y sentía el corazón en un puño… pero entonces un << ¡Victoire! >> les hizo girarse. Ted apareció casi corriendo por el camino y ambos se echaron una especie de mirada de “oh…”.— He quedado con Ted. Ya nos veremos, ¿vale Franky?—añadió dándole un beso en la mejilla y diciéndole muchas cosas con la mirada, cosas que no quería decirle.